lunes, 8 de julio de 2013

Entre las llamas del deseo infinito

Por A.P.-Kodakls743
 Habitación iluminada de oscuridad. Solo se rompe la negra luz gracias a las anaranjadas llamas bailarinas de una sucesiva serie de velas colocadas en forma elipsis imperfecta.
En medio de esa imperfección, perfecto cuerpo femenino con un negro vestido de tirantes finos. Cálidos hombros descubiertos que hacen desear cada centímetro de piel visible por los brazos extendidos a lo largo del cuerpo hasta llegar a los dedos donde poder concluir en 20 besos.
Negra vestimenta cubriendo los senos que restan libres bajo la prenda que protege la divinidad que escasos mortales podrán observar, premio para el paciente que observa pendiente de un solo gesto que abra la puerta de las llamas de la elipsis… eterna espera mientras los ojos siguen buscando la cintura de la tela que sigue ocultando solo parte de los muslos femeninos. Abierta costura lateral deja caer las faldas del vestido por el suelo para tentar al subconsciente con las negras medias, ceñidas a las piernas, recta costura que llega hasta el tobillo, donde en forma de puente que sobrevuela la perfecta línea antes descrita, negra tira de cuero que rodea el tobillo, soporte indispensable de negros zapatos de tacón, abiertos por delante, brillantes, reflejos de tenue luz incendiaria que hipnotiza al observador que no puede más que sentarse en el suelo. Cruzadas las piernas, apoyando los codos sobre las rodillas, deja que todo el peso de la cabeza caiga sobre los puños cerrados que sirven de trípode improvisado para descansarla y dedicar minutos eternos a observar la perfección que supone la mujer. Los ojos escapan de aquellos tentadores tacones que llaman a postrarse ante ellos comenzando el ascenso hacia los muslos semidescubiertos… solo unos centímetros de blanca piel que se mueve despacio acomodándose en la fría cama del suelo de la habitación. Sigue sin poder observarse más pues el vestido, como guante que enfunda los dedos, se mantiene firme en el cuerpo. Ascendiendo por la cintura piensas en ese perfecto ombligo, oculto a los ojos, dibujado en la imaginación, y subiendo la mirada, escote que no deja más camino que a la imaginación para atisbar los senos deseados que tientan al fiel que ansia traspasar el infernal fuego para apaciguar sus deseos… espera paciente al momento.
APN-KodakLS743

Escapan los ojos por la senda del busto ascendiendo hacia la cabeza de la dama, oculta sus labios, esconde sus ojos, no permite que miren su nariz, pues tiene su cabeza en posición opuesta a los ojos que la contemplan… mas ese pelo divino, esos rubios cabellos que se desean oler, acariciar, enredar los dedos entre ellos… sigue la espera mientras ella descansa sobre el firme del suelo. Ansía ofrecerle cómodo colchón, mas no se atreve a decir nada. Se mueve. Está preparándose para levantarse. Movimientos lentos. Apoya las manos en el suelo, sirven de fuertes pilares sus brazos para irse levantando poco a poco. La cabeza mira al suelo, los bellos cabellos cayendo hacia el frío manto del gres, levanta la cabeza despacio… sonrojadas mejillas, labios con rosado carmín, ojos de claro castaño que se posan sobre la mirada… inmóvil, a duras penas un suspiro… respiración incontrolada… los ojos de ese hombre paciente han sucumbido a la fuerza de la mirada de ella… se ha zambullido en su iris y se ha dejado llevar a las profundas aguas del encanto femenino.
Elíptica línea perfecta de velas que tenuemente iluminan la oscura habitación. Rítmico baile de las pequeñas llamas que llevan al hombre al trance, ese hombre que se encuentra en el interior del imperfecto círculo postrado ante los tacones que alzan a la diosa de sus sueños. De rodillas con su mirada clavada en esos tobillos, en esa hebilla dorada que permite al negro zapato mantenerse fijos a los pies de la misma reencarnación de Venus, a escasos milímetros de la seda de las medias… cae el vestido negro ante sus ojos, alcanzando el suelo, a la altura de los tobillos… cierra los ojos y resta pendiente de los designios de la Diosa Romana que le tiene cautivo voluntariamente

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