jueves, 25 de julio de 2013

SOÑANDO CONTIGO

Hace muchos años conocí a alguien que considere extraordinaria. No fuí yo extraordinario para ella. Cuanto más quise olvidarla, más me acompañaba (y en ocasiones aun me acompaña) en mis recuerdos. Quise odiarla, mas no pude pues ninguna culpa tenía, las cosas son como son. De esa negación salieron las fuerzas para adentrarme en el BDSM.
Fueron aquellos escasos días felices, y nacieron versos improvisados nunca pronunciados. Ya alejada, escribí un relato, excusa para leer en voz alta aquellos versos novatos, y dejé expuesto aquel relato en varias páginas de foros de BDSM. Creo que fue uno de mis primeros relatos que decidí publicar en abierto para lectura general. Por suerte he podido recuperarlo al zambullirme en la historia de mis intervenciones como internauta del BDSM. Llamenme sentimental, pero no puedo dejar de volver a publicar aquel escrito, ahora ya en un espacio más personal, mío, este blog. Tengo que secar los ojos por la melancolía de recuperar algo que era tan mío... gracias a todos aquellos que lo leyeron y dieron su apoyo a este novel escritor de tres al cuarto que siguió en su vida conociendo nuevos amigos y amigas y atreviéndose a seguir escribiendo pequeños relatos.



Estaba sentado, en medio de esta habitación oscura, inmerso en mis pensamientos. Estaba perdido en medio de un mar de ideas y dudas, confundido entre una serie de sensaciones indescriptibles. Fue entonces cuando abriste la puerta. En esta habitación tan oscura sólo entra la luz que cruza el umbral de esa puerta en la que tú, mi Diosa, te encuentras, ahí, quieta, de pie, apoyando un codo en el marco, colocando la mano en tu cabeza, y la otra mano, descansando sobre tu cintura. Un suave viento juega con tus largos, lisos y rubios cabellos.

¡Como envidio ese viento,
que juega con tu pelo en cada momento!
¡Como envidio ese viento,
que acaricia tus mejillas sin un solo lamento!
¡Como envidio ese viento,
que roza tus labios sin pedir tu consentimiento!
¡Como envidio ese viento!
Porque jugar con tu pelo, acariciar tus mejillas y rozar tus dulces labios,
es mi sueño eterno.

Mis ojos, humedecidos.
En mis labios, tímida sonrisa.
Hoy te tengo más cerca.
Inmóvil, sigues bajo un dintel que debería estar repleto de ángeles con trompetas doradas que anunciaren tu entrada.

Adaptados mis ojos al contraste de luz y oscuridad, entreveo lo que llevas puesto. Ese pantalón de cuero negro que tan bien te sienta, adornado por esa cadena que rodea tu cintura, cayendo un extremo de dicha cadena por tu muslo izquierdo. Y, como no, ese top de latex negro ajustado, que resaltan y alzan tus bellos pechos, los más hermosos que mis ojos hayan podido ver en su vida, dejando al descubierto tu barriguita, que tanto ansío besar y acariciar. Viéndote así, me quitas ya la poca cordura que tengo.
Mi vista cae al suelo. Has movido una pierna, colocando un pie de lado. Dejas entrever esos zapatos de tacón de aguja… sabes que me estás matando. ¿Cuánto llevas ahí? ¿Quizás un minuto? Parece que hayan pasado horas.
Inmóvil, sigo en mi silla, en medio de una habitación vacía. NO. Ahora no está vacía. Estás tú, y tu presencia llena la habitación de toda la pasión que mi vida necesita. Muero de impaciencia. ¿Qué ruido es ese? ¡Ah!, ¡Ya se!. Es mi corazón que late cada vez más deprisa. ¿Lo escuchas?.
Por fin decides moverte. Te acercas despacio, moviéndote con esa elegancia de dama refinada. Siento el sonido del taconeo en el frío suelo. Pisar sereno, fuerte y decidido.
No me atrevo a alzar la vista. Soy poca cosa para mirar los ojos de una divinidad como tú. Si viviésemos en aquellos años donde la mitología lo explicaba todo, todos los que te viesen pasar, se arrodillarían ante ti, porque reconocerían a la Diosa Venus… la más bella de entre todas las Diosas.
Estoy en medio de estos pensamientos, cuando de repente me doy cuenta de que te tengo frente a mí. Me dejo caer de la silla, y me pongo de rodillas ante ti. Doblego todo mi cuerpo, y postrado así, comienzo a besar cada centímetro de piel de esos zapatos negros. No dudas en mostrarme esos diez centímetros de tacón, que también debo de besar con sutileza.
Siento como acaricias mi nuca… mientras sigo con ese tacón, pienso que puede ser lo que eriza los pelillos de mi nuca… ya lo he identificado… su escasa longitud y flexibilidad me hace pensar en una fusta. ¡Dios! ¿Será ésta mi gran noche? O ¿Será hoy mi gran día? Ya no se cuanto tiempo llevo… pero sí se que llevaba tantos años esperándote.
De repente, un sonido. ¿Qué es?. Abro los ojos rápidamente. La habitación está oscura. No noto tu presencia. Tú ya no estás. En la mesita está sonando el despertador. ¡Maldito aparato que me ha recordado que todo era un sueño!.
Apago el despertador.
Unas lágrimas caen por mis mejillas. ¿Dónde estás?. Te vi cerca. Te sentí cerca. Pero cada vez estás más lejos.
Fantasía frente realidad.
Necesito cerrar los ojos: quiero vivir esa fantasía antes de volver a la cruel realidad.
Acostado, con la cabeza sutilmente apoyada en un lateral de la almohada, con mis brazos, abrazo el resto de la misma pensando en ti. Pensando dónde estarás; con quién estarás; que manos acariciarán tu piel; qué brazos rodearán tu cuerpo; y qué labios besarán los tuyos.
Un día te entregué lo más valioso que yo tenía: mi corazón. Aún no se por qué lo rechazaste.
Caigo en un profundo sueño, del que no quiero ya despertar.
El eterno soñador
[Dedicado a un amor platónico que sé que nunca lo leerá; dedicado a una joven que junto a una estación de tren la encontré, y desde entonces, anclado en aquél instante me quedé; dedicado a aquella mujer que por fuerza he de olvidar, pero que sigue en mi cabeza presente como el primer día.
Si es verdad que hay un ser superior que escribe nuestra historia, al que llamamos “destino”, maldigo al escritor que me ha tocado en suerte, que osó presentarme un día a un ser angelical, capaz de serenar las trémulas aguas de mis sentimientos contradictorios, y después la apartó de mi lado. Y si la historia la escribimos nosotros mismos… entonces, me maldigo a mi mismo por no haber sabido tomar lo que me venía bien servido, ser paciente y esperar el mejor momento. Sabias palabras de la razón: paciencia, que el tiempo todo lo arregla… gran mentira que me acompaña todos los días.
A ti, que se que no me leerás, vieja amiga mía, te digo: “lo siento; perdóname por ser impaciente, ya que la impaciencia me alejó de ti… pero cuanto más lejos, más presente te tengo en mi memoria”.
Cerca de mi en el ámbito espacial; lejos de mi en el ámbito sentimental; y dentro de mi cabeza por no se cuanto tiempo más. Un beso de quien quiso pero no supo amar].

Somiador- 17/11/2005

Gracias club sumisión por permitirme publicar aquellos pensamientos y gracias por conservarlo tanto tiempo. Gracias a tí, querida que ya ni te acordarás de mi... sí... gracias, pues aquel desapego por mi me ha permitido conocer un mundo que estando a tu lado nunca hubiese conocido por temor a perderte, por miedo a que no me comprendieses... Gracias a aquellos que, siendo pacientes, siguen ahí a mi lado.

DON CORSO PUBLICA



“Sentado tranquilamente en la silla frente al trajeado Director se encuentra el Sr Corso. Cruzada la pierna derecha con el tobillo descansando al final de la rodilla izquierda, estirado su traje negro, no quita las gafas oscuras que lleva puestas. Con un palillo va limpiando tranquilamente los milimétricos espacios que existe entre los dientes. A mano, siempre, un blanco pañuelo con el que limpiar sutilmente los labios. En un borde del pañuelo, de azul teñido una letra corrida. El trajeado se lee pacientemente unas hojas que le ha llevado D. Corso.
Don Corso está relajado. Nada le inmuta. Nada le preocupa. Mira las uñas de su mano izquierda esperando a que se decidan por la publicación de su artículo. A firmado en rojo: Yo, el Corso.

- Un artículo excepcional ¿Las fuentes son fiables?- Pregunta el Director de la revista mientras se apoltrona en comodidad excesivamente manifiesta en su sillón de piel marrón girando lentamente izquieda derecha, derecha izquierda.

- ¿Qué fuentes? – replica impasible el gran Corso sin ni tan siquiera mirar a los ojos de su interlocutor.

- El artículo que nos aporta contiene una serie de hechos reveladores muy interesantes, pero goza esta revista de seriedad en sus publicaciones, y nos gusta que nuestros colaboradores aporten información veraz, contrastada.

- Las fuentes son de toda confianza- contesta Corso mientras roza con la punta de la lengua uno de sus colmillos superiores.

- La verdad... es inédito.

- Inédito, sí- se roza con la mano izquierda la oreja izquierda mientras su cabeza gira ligeramente a la derecha mirando hacia el corner del despacho, ángulo de 90 grados de las paredes que cierran el habitáculo por el nordeste del espacio.

- Le ha debido de llevar mucho tiempo.

- Una semana recopilando información.

- Me refiero para redactarlo- contesta el director con ánimo de agasajar a su interlocutor.

- Eso fue rápido, menos de cinco minutos.

- ¿Cómo dice?- Se incorpora en su asiento el Director a mirar las letras transcritas a fin de intuir las pulsaciones por minuto, gran mecanógrafo a su presencia.

- Es que tengo un ordenador potente. Seleccionar, copiar y pegar lo hace en segundos- Corso limpia con el pañuelo la última gota de tinta que caía de su colmillo”.

Quiero aprovechar este espacio de mi blog para elogiar a una persona que tiene el suyo propio y que he tenido ocasión de leer, no todo por no disponer de tanto tiempo, pero si algunos aportes de sumo interés, pero sobre todo por su última publicación. Bajo el título Vampiros de ideas: los estafadores, Sr Dragón elabora toda una disertación sobre los derechos de autor y las usurpaciones y plagios que se cometen por estos mundos del ciberespacio, y del munto que no es tan cibernético, el más real.

Las opiniones doctrinales han sido múltiples, pero se podrían hacer dos concepciones básicas contrapuestas. Los que defienden que la cultura, las obras, no son propiedad exclusiva del que las elabora, sino de toda la sociedad pues son el resultado de los conocimientos que la propia sociedad ha dado al autor, y los que, frente a esta tesis, defienden que la elucubración del escritor requiere de un reconocimiento y otorgarle una serie de derechos en torno a su obra, sobre todo los referentes a paternidad, integridad y explotación, cuando menos durante su vida, pues supone un reconocimiento al esfuerzo y al ingenio. Debemos integrarnos en el segundo posicionamiento, pues aun cuando podamos pretender fines no lucrativos, a todos nos gusta gozar del reconocimiento de nuestros actos. ¿Vanidoso? No, humano.
Somos muchos los que hemos decidido hacer pequeños aportes a la literatura con pequeños artículos de opinión, modestos relatos o simplemente, comentarios que por sus razonamientos se convierten en opiniones personales que trascienden el mero hablar por hablar. No cabe duda que no todos tenemos las cualidades de Cervantes, de Delibes o Quevedo, citando solo unos muy poquitos de los grandes de nuestras letras, pero que en nuestro pequeño esfuerzo, dejamos que la imaginación o el pensamiento fluya y transmita ideas, sentimientos o sensaciones. Somos seres humanos, nos relacionamos, nos comunicamos, y tenemos necesidad de decir algo (al menos en ocasiones). Muchos de nosotros no aspiramos a obtener réditos de estos escritos, ni notorio reconocimiento que nos lleve a recibir un galardón a las letras, pero sí el reconocimiento mínimo de que eso que decimos es nuestro. Nosotros lo compartimos, pero sin que deje de ser nuestro.
Repaso la Ley de Propiedad intelectual, aquella que nos ofrece amparo para poder decir que lo que hemos escrito y comunicado es nuestro y solo nuestro. Es conveniente recordar que todos aquellos que nos enfrentamos ante el terror de un folio en blanco a completar con ideas estamos amparados para instar a que se reconozca aquello como nuestro. El registro de la titularidad de la obra en el Registro de Propiedad Intelectual no es constitutivo (exposición de motivos del Real Decreto 281/2003), sino solo declarativo: da publicidad de un hecho, que ese autor ha elaborada esa obra, pero que existen en el mundo jurídico antes de la inscripción, no con la inscripción. Por lo tanto, ya están protegidas antes de su publicidad registral. No es la Inscripción de la obra inédita la genera el derecho de autoría sobre la misma, sino que lo que hace a la obra inédita y de una persona concreta es su redacción y su firma bajo nombre, pseudónimo o signo que lo represente (art 5 y 6 de la Ley de Propiedad Intelectual, Real Decreto Legislativo 1/1996), por lo que mientras podamos acreditar por cualquier medio de prueba admitido en derecho que la obra es nuestra, inédita, podremos exigir el reconocimiento público, y si algún beneficio obtiene el usurpador, instar que se nos indemnice por ello, y no cabe duda que los blogs se han convertido en un medio de difusión pública que, siendo cierto que otro puede usar nuestras ideas, tenemos prueba fehaciente de que es algo que hemos hecho nosotros. Cabría hacer un estudio pormenorizado de los concpetos de plagio y publicaciones de notorio conocimiento, pero excedería de los fines del aporte, que no es otro que reforzar lo expuesto por Dragón en su blog, y en este sentido diré que se puede defender la condición de inédito y propio de un escrito por la existencia de elementos como los  archivos de ordenador, fecha de integración en el blog, difusión entre conocidos y terceros, carpetas del correo electrónico en el que se integra… tomo el concepto de vampiro que da Dragón en su artículo y aquí os digo, vampiros de letras, que serán nuestras propias publicaciones online y suscritas bajo el signo que nos identifica y con fecha la estaca que pueda poner fin a vuestra existencia, pues por mucho que pretendáis haceros como propias las obras ajenas, carecéis del elemento esencial preciso para que existan: la capacidad de racionalizar las ideas ajenas y transcribir una obra propia.
Se puede pensar: "bien, a ti nadie te conoce, puedo hacer propia tu obra, inscribirla en el registro, y gozaré de la presunción de autor, siendo tú, desconocido, el que deberá promover un proceso que rompa la presunción legal". Ciertamente, el artículo 27 del Reglamento del Registro de Propiedad Intelectual da apariencia de que los derechos inscritos son del titular en los términos que se publican en el registro, pero es solo eso, una presunción iuris tantum. La diferencia entre una presunción iuris et de iure de una iuris tantum radica en que mientras la primera confiere al hecho que acaece una existencia y una consecuencia indiscutible y que no requiere ni admite prueba en contrario, la presunción iuris tantum otorga al que le beneficia un mejor posicionamiento al no requerir probar la existencia del hecho (por la presunción ya goza del derecho), pero el que lo contradiga podrá instar prueba que desvirtúe esa presunción y obtener un reconocimiento del derecho, y es lo que impera en materia de propiedad intelectual. Puede que resulte tentador intentar burlar al destino publicando bajo nombre propio lo que es de otro, mortal desconocido, mas ¿cómo defender posteriormente en otra obra la autenticidad y originalidad si pesa sobre tus espaldas el sacrilegio de la usurpación? Se arrastrará la losa de la usurpación y el plagio con desprestigio del propio autor.
Y se puede probar por múltiples vías. Entre ellas la pública difusión, incluso gratuita como es este medio que empleamos, las copias que de las mismas hacemos en soporte digital dejando constancia de fecha, o como este pequeño comentario, que viene a consagrar la cita de la obra de otro y le da una existencia autónoma y con ello antigua.
No es el que antes llegue al Registro de la Propiedad Intelectual el amparado por los derechos de propiedad intelectual, porque son “objeto de propiedad intelectual todas las creaciones originales literarias, artísticas o científicas expresadas por cualquier medio o soporte, tangible o intangible, actualmente conocido o que se invente en el futuro” (artículo 10 de la Ley de 1996) por lo que se ampara a su auténtico autor, no al usurpador que rápidamente inscribe. ¿Desea hacer propias las palabras? Compre los derechos, pero sin olvidar que solo hay una paternidad en las obras: el del creador. ¿Quiere disfrutar de las virtudes del reconocimiento como autor? Elucubre. El detonante para escribir empieza por lectura, le sigue el razonamiento interno, y después llega el instante de transmitir nuestras convicciones.
No cabe duda que la principal conducta ética que cabe esperar de todo aquél que quiere transmitir algo es dejar constancia de si es algo propio, si es ajeno o si siendo ajeno, modula, completa o introduce sus discrepancias, pero debe citar las fuentes, aun cuando cada vez se hace más difícil en la sociedad de la información global, donde uno expone una idea, otro la recopila sin cita que a la vez sirve de idea a un tercero que la transcribe nuevamente. Entre las indicaciones éticas de Dragon se pone de manifiesto el hecho de que se diga "obtenido de la red", y si bien ha llegado con claridad el mensaje y lo entiendo y lo comparto, aprovecho para solo puntualizar lo evidente: en ocasiones disponemos de una información obtenida de un espacio de la red, pero desconocemos rotundamente el origen. En este supuesto, al menos el nuncio cumple con esa función propia, transmite el mensaje sin hacerlo propio. Ni todos son rigurosos con las fuentes ni siempre podemos hacernos con las fuentes, pero es preciso reservar a nuestra firma lo que es nuestro, y dejar constancia manifiesta de lo que no es nuestro. Y por otro lado conviene distinguir la burda copia de lo que son argumentaciones que constituyen resumen de lo leído en multiples espacios distintos, en los que sabes que el concepto no es original, pero quieres nutrir al público de ese mensaje, y si no se puede ser riguroso con la fuente, cuando menos ser lo más honrado y humilde que te permita la situación.
Pondré un ejemplo. Soy poseedor de abudante documentación de temática BDSM, me atrae (pese a no ser aun practicante por no haber surgido la ocasión) el bondage, y he tenido la gran oportunidad de leer y tener publicaciones de Alfil sobre la materia. Por el respeto que me merece su labor didáctica me cuidaré bien de usar sus intervenciones y nunca haré pasar sus intervenciones como propias. Pero sus intervenciones son prolijas y en distintos foros, lo que hace difícil recordar en dónde leí sus grandes aportes. Pues bien, recientemente surgió una conversación sobre cuerdas en un encuentro en Barcelona. Vinieron a mi mente algunas de sus consideraciones y las transmití (cuerdas de material sintético, de algodón, nudos, riesgos) y cité al mismo, al Sr Alfil, como uno de los que merece mi respeto, pero era imposible deslindar en mis muy pequeños aportes dialécticos lo que era de Alfil de lo que era de otros, pues por esa pasión que siento por la inmovilización, me he hecho con algunos sencillos libros de nudos, donde se nos habla del alma, cabos, senos... y no soy capaz de rememorar en mi memoria todos los autores que he llegado a leer... Desde aquí, un cordial saludo al Sr Alfil al que no conozco personalmente pero del que he leído abundante documentación y al que respeto y admiro por las multiples consideraciones que ha hecho en la materia. Por lo que, al menos desde mi punto de vista, la condición de conducta ética cuando resulta díficil saber en que punto concreto de nuestra información estamos influidos o nutridos de una publicación determinada queda salvada en el mismo momento en que nos desposeemos de la titularidad para manifestar que la misma tiene su origen en otra persona o en ciertos foros. Ello no autoriza, eso sí, a que al amparo de lo que dicen otros, creemos un espacio público que sirva exclusivamente para copiar aportes ajenos, pues en tal caso no nos convertimos en autores o comentaristas, sino en editores, y eso es otro derecho distinto, y ahí sí que se integra como comportamiento ético reprobable al que se refiere el Sr Dragón, pues nos ofrecemos como transmisores de información sin aportar nada nuevo ni llevar a cabo acto de creación humana alguna. Se cumple entonces el mismo fin con una página de enlaces. En el momento en que la sucesión de publicaciones o aportes se dirijan a incluir los textos de otro, diluimos el derecho que tiene su autor para controlar la difusión de la obra, salvo que se autorice a la difusión. También la edición y difusión tienen su marco legal en la Ley de propiedad intelectual y debe ser respetado, siendo que la divulgación y como se ejecute es un derecho del autor (art 14 de la ley de propiedad intelectual).
Comparto con cierto sector doctrinal el criterio de que todos nosotros somos el resultado de la ciencia y conocimiento que la sociedad nos aporta, y que las ideas que transmitimos no son más que elucubraciones de desarrollo y evolución de las anteriores ideas transmitidas, pero la originalidad de la obra está en el potencial de poder elaborar una idea nueva aun cuando su sustrato venga de la vieja. Pero siempre hay una idea embrionaria, respetemos al progenitor de ese embrión, y por lo menos citemos la fuente, es lo menos que podemos hacer por aquel que dedica tiempo y esfuerzo por transmitir una idea. Para ello se ha previsto en la norma el derecho de cita, que no hace el contenido nuestro, sino que pone de manifiesto las palabras que ha dicho otro, detonante de nuestra explicación. Respetemos estos autores. No nos convirtamos en un Corso.

somiador-bcn 25/07/2013

Enlace a la fuente del artículo Vampiros de ideas:
http://alicantebdsm.wordpress.com/2013/07/23/vampiros-de-ideas-los-estafadores/
 

miércoles, 17 de julio de 2013

Palabra de Seguridad: PIERNAS PARA QUE OS QUIERO

Hoy no tenía pensado hacer aporte alguno si no fuese que he tenido conocimiento de hechos que ponen de punta los pelos, no por excitación, sino por horror y terror...
Hoy me pongo al frente de este virtual papel en blanco para transcribir opinión personal para quién las quiera leer, y quién las comparta, perfecto, quién no las comparta, asuma sus propios riesgos.
Tengo un problema de base muy grande, y es que, para bien o para mal, soy primero hombre, después jurista y después ser sexualmente vinculado al BDSM... y cada aspecto descrito condiciona por ese mismo orden mis convicciones y pensamientos, y reconozco una evolución importante en mi, pero con una línea muy marcada de lo que entiendo debe ser siempre la frontera inquebrantable.
Fetichismo, bondage, uso de pinzas de ropa, cera de velas... eran aspectos que llevaba en secreto e intimidad (para onanismo puro y duro) y tardé en decidir buscar información y ponerme en contacto con gente que compartía estas imperiosas necesidades interiores que nos hacen experimentar gran placer. El primer contacto fue con las tres palabras esenciales a tomar en consideración:  SENSATO, SEGURO Y CONSENSUADO.
El tema del consentimiento y de los límites han de ser siempre un parámetro a tomar en consideración, respetarlo al máximo. Por mucho que les pese a algunos, el cruzar el límite e infringir el consentimiento será la frontera entre lo lícito y lo ilícito. Una conducta sexual aceptada se constituye en manifestación de agresión sexual (o en el mejor de los casos abuso sexual) en el mismo momento en el que se ejecutan actos libidinosos a una persona contra su expreso deseo, unos azotes consentidos pasan de ser una inocente conducta a una falta de maltrato de obra (o delito de violencia sobre la mujer si son pareja de hecho o matrimonio y la azotada es la mujer). Decir que la reforma en trámite del Código Penal podría hacer desaparecer el Libro III del Código Penal de 1995, donde se regulan las faltas, y no se cita entre los artículos que reforman los delitos de lesiones el maltrato de obra como eventual futuro delito leve (excepción hecha para los delitos de violencia sobre la mujer que debe cumplir con unos requisitos), pero a fecha de hoy sigue vigente como eventual falta.
No cabe duda que en nuestros "juegos" el NO puede significar "por Dios no pares" pero es algo que deberá examinarse caso por caso y estar atento a las señales que ofrezca el sumiso, aun cuando la clave final será la palabra de seguridad, mas no sería el primer supuesto que hay desliz al respecto... pero lo más grave no es el tema de las palabras de seguridad, sino el quebrantar con intencionalidad manifiesta los límites instados por la parte sumisa. Desde ese momento, a mi entender, quiebra el consentimieno libremente otorgado. El que cede su sumisión al dominante espera de esa cesión cuidado y atención, respeto. El dominante tiene un control sobre la sexualidad del sumiso, y al tiempo, una responsabilidad. Si la persona sometida no desea ser usada, no desea ser penetrada en la sesión o si la penetración se pacta dentro de unos parámetros (dildo, vibrador, dedos...), debe ser frontera inviolable para el dominante. En el mismo momento que fuerza ese límite sin previo pacto, se produce la quiebra de la confianza mutua, y desde luego, poco apoyo tendrá entre aquellos de la comunidad de la Dominación/Sumisión que consideran que la voluntad es el elemento esencial a respetar. Pero respetos a parte, entiendo que puede incluso vulnerarse la libertad sexual del sumiso como bien jurídico protegido (por mucho contrato, por mucho que se diga, la libertad sexual es un bien inalienable, irrenunciable... el consentimiento ha der ser actual, vigente...es renovable y prima sobre un papel escrito)1. Vulnerado el límite, podría plantearse el consentimiento como viciado. Y aun cuando finalmente pudiese tener amparo legal (en el error de tipo o de prohibición según los casos del art 14 del Código Penal), en el entorno será visto (al menos por unos cuantos) como un riesgo para el colectivo. Convendría recordar que somos más veces recordados por la comisión de una falta que por los mil aciertos que ejecutemos. Viene a mi cabeza el dicho popular "por un perro que maté, mataperros me quedó".
Rios de tinta se ha escrito sobre los límites, sobre el contrato de sumisión y sobre consentimiento, y se ha dicho, desdicho, tomado en consideración y se ha dejado de tomar en consideración, y en muchas ocasiones se ha dado quebranto de esas esenciales líneas límite de la entrega que han dejado impune al "sujeto" (con todos los debidos respetos, no serán denominados por mí dominante) por no querer la persona sumisa más que olvidar el mal trago y deshacer el entuerto corriendo para casa y pretender olvidar el suceso. Los motivos por los que no llegue a denunciarse serán múltiples: condición social, vergüenza, temor... pero podrá ser que decida tomar las acciones oportunas por miedo a que se reitere tal comportamiento.
La condición de ser humano debe llevarnos siempre a respetar el rasquicio más esencial de la persona, su capacidad volitiva para decidir que es lo que quiere y que es lo que no quiere. Ciertamente, en este mundillo hay siempre una evolución, un camino que puede llevar a más de uno a superar sus propios límites, y el dominante podrá intentar crecer o llevar a crecer a la parte sumisa superando ciertos límites, pero siempre desde el respeto a la voluntad, hablándo, explicando, garantizando la ausencia de riesgos, pero nunca forzando ni engañando.
Por otro lado, sensato y seguro son palabras que en ocasiones se ha intentado poner en tela de juicio como valores dentro del BDSM por considerar que las conductas reprobadas o aceptadas dentro del significado de dichas palabras responden a imposiciones de la opinión social más puritana (los ajenos al BDSM). Hay que ser conscientes de lo que se hace y como se ejecutan las actuaciones, desde la coherencia, la responsabilidad, el sentido común y sin pretender hacer heroicidades.
No cabe duda que cada uno es libre de hacer con su cuerpo lo que quiera, y cada uno es libre de consentir que le hagan lo que quiera, mas entiendo que en todo caso debe respetarse la inquebrantable salud de la parte sumisa, salud física y salud mental (el terror no es buen compañero). El dolor puede ser placentero... la enfermedad, un fin que entiendo no deseable ni deseado.
Existen unas mínimas precauciones de higiene y control preventivo que pueden evitar enfermedades somáticas, y conviene no incardinarse en conductas que puedan provocar riesgos en el cuerpo de las personas. El consentimiento libre, espontáneo, válido y expreso no siempre exonera de responsabilidad, pues si se generan lesiones de las estimadas graves, incluso por mera negligencia grave (es decir, no solo por voluntad consciente y querida de provocar la lesión), pero se incardinan en supuestos que precisan además de una primera asistencia médica, tratamiento médico quirúrgico (así se define lesión en el Código Penal en el art 147.1), no se precisa denuncia de la víctima/perjudicada para iniciar la causa penal, pues los partes médicos y el comunicado que los centros hospitalarios remiten a los Juzgados, será suficiente para instruir un procedimiento por lesiones, y de poner de manifiesto que las mismas eran consentidas, se podrá condenar, con menos pena que si fuese sin consentimiento (dice el tipo penal bajando la pena en uno o dos grados, no voy a explicar el contenido por ser cuestión estrictamente jurídica) (artículo 155, que no parece vaya a modificarse en el anteproyecto de reforma en curso).
Médical, agujas, electro, axfisia... son comportamientos que exigen del dominante conocimiento específico, control y precaución. 
Sirva el ejemplo del VIH. ¿Sería una práctica del BDSM sensata aceptar que el sumiso se deje infectar? Creo que el criterio mayoritario (siempre hay algún que otro convencido de tener dotes más elocuentes y clarividentes de lo que es admisible) responderá negativamente, entonces ¿puede aceptarse el uso de material que ha sido empleado con el cuerpo de otro sin pasar a hacer una limpieza y estirilización del mismo? No olvidemos que se pueden transmitir enfermedades por transferencia, que un cuerpo extraño puede entrar por el cuerpo de otra persona, y en ese punto, el dominante es el principal responsable.
He acudido al ejemplo más impactante, al del VIH, pero podemos cambiarlo por cualquier otra enfermedad que se puede transmitir por contacto (la transmisión por contacto es la más común forma de transmisión de las enfermedades nosocomiales (Dr Eduardo Ticona Chavez)): laceraciones con instrumental oxidado (riesgo de tetanus) por contacto con objetos que hayan estado en contacto con fluidos corporales que podrían transmitir la hepatitis B o D (http://www.hepatitisbinfo.es/verdadero-falso.php)... solo por citar algunas. Y no voy solo a las enfermedades, conocer los puntos más débiles del cuerpo humano... a nadie se le ocurriría clavar una aguja en el ojo de otra persona, y desde luego no entraría en lo seguro y sensato por mucho consentimiento que se alegue.

Y entre las conductas que podemos considerar poco acordes con la sensatez y seguridad es entrar en sesión sin estar en pleno uso de las facultades psicomotrices y de consciencia. Y este matiz se debe extender tanto al dominante como al sumiso, pues una pérdida de consciencia en una sesión puede llevar a un susto o incluso un trágico suceso con resultados imprevisibles e incluso irreversibles, sobre todo ante ciertas prácticas que pueden requerir plena consciencia de ambos partícipes, ejemplo evidente el de juegos de asfixia
Nada ayuda a una sesión que ambos se hallen en un estado de embriaguez. Los reflejos, las sensaciones, las percepciones de lo que rodea, momentos de euforia seguidos de un decaimiento... el riesgo está latente en sí mismo. No se precisa ser abstenios pero sí que debe promoverse ejecutar las sesiones sin hallarse bajo la ingesta del alcohol, y desde luego, no entrar en juegos con aquél que vemos, sin ningún género de dudas, que el alcohol hace mella en sus capacidades. Es más, el consentimiento otorgado podría hallarse en estos casos totalmente viciado, y de probarse que el mismo se obtiene aprovechando la circunstancia de la ingesta de alcohol, no digo que exista condena, porque el proceso penal goza de garantías que pueden llevar a absoluciones por motivos diversos, pero de la fase de instrucción no quedaría liberado, con el consecuente estigma social de "si anda en manos de la justicia es que algo habrá hecho".
Por otro lado, se ha promovido en más de una ocasión el consumo de drogas tóxicas, estupefacientes y sustancias psicotrópicas. En más de un foro se expone las virtudes de las mismas para ejecutar sesiones BDSM. Cada cual haga con su cuerpo lo que quiera, pero para aquellos que pretendan ser conscientes de lo que en sus manos tienen y saber tratar la sumisión o la dominación con la delicadeza oportuna, tengan en cuenta que tales sustancias afectan de forma innegable al conocimiento, generando en ocasiones estadios de euforia y por otro lado afectando en muchas ocasiones al ritmo cardiaco, lo que puede dar falsas señales al otro practicante. Y ello por no hacer cita al deterioro que se genera en la psiquis del sujeto consumidor a largo plazo2.
Por poner ejemplos:
  1. efectos de la cocaïna a corto plazo: eufóricos, energéticos, conversadores y mentalmente alertas, particularmente con relación a las sensaciones visuales, auditivas y del tacto, contracción de los vasos sanguíneos, dilatación de las pupilas y aumentos en la temperatura corporal, la frecuencia cardiaca y la presión arterial. Si se combina con alcohol, puede probocar la muerte (www.drugabuse.gov/es).
  2. efectos de los opacios (opio, morfina, codeína, heroína, metadona, petidina,tilidina) al momento del consumo, produce sensación de placer, pero a los pocos segundos un estado de sedación total y cierta euforia, con ausencia de cualquier malestar psíquico y que dura aproximadamente 2-3 horas, desapareciendo de forma progresiva, siendo que se produce un enleticimiento de la respiración, y en los primeros estadios tras varias horas tras el consumo, se produce ansiedad (www.cat-barcelona.com);
  3. efectos por consumo de éxtasi, efectos apreciados físicamente son energía, alta sensibilidad y reducción de la ansiedad al contacto físico, mayor tolerancia a la fatiga, taquicardia, arritmia e hipertensión, pérdida del apetito, sequedad de boca, sudoración, deshidratación, hipertermia, sobrestimulación (aumento del estado de alerta, insomnio), y si se toman en altas dosis produce náuseas, vómitos, temblores, hiperactividad motora, escalofríos y deshidratación severa; pueden experimentarse problemas cardiacos o una insuficiencia renal aguda, que podrían provocar la muerte. Psicológicamente, provoca ansiedad, irritabilidad, sensación de euforia, estado de placer, sensación de empatía con los demás, locuacidad, omnipotencia. Dosis elevadas pueden producir ansiedad, pánico, confusión, insomnio, sicosis y fuertes alucinaciones visuales o auditivas (las-drogas.com)
  4. efectos por el consumo de hachis,hay una sensación de euforia inicial, bienestar acompañado de ciertos trastornos de coordinación y alteraciones del humor al que le sigue un estadio de depresión y en dosis más altas puede afectar a la percepción visual y auditiva (alucinaciones) así como a la percepción subjetiva del tiempo (http://jiraandalucia.files.wordpress.com)
Estas condiciones poco ayudan (por no decir que nada ayudan) a la práctica segura de la sesión, con riesgos para las dos partes intervinientes, es decir, tanto para el que ha consumido como para el que no ha consumido. El consumidor dominante puede perder el control sobre el estado del sumiso, incluso puede, en el momento de euforia, no ser consciente de la intensidad de la sesión. El sumiso que se halle bajo tales efectos, puede no acabar teniendo el control preciso sobre su propio cuerpo y no reaccionar con las precauciones debidas, incluso puede llegar a alcanzar estadios de relajación en el que pueda perder la consciencia, lo que en ciertas prácticas supondrá un riesgo para su salud y para la estabilidad emocional del dominante (piensen por ejemplo en un juego de dominación de agua en la que el sumiso pierde la consciencia y se relantiza su respiración, debiendo el dominante moverse con un cuerpo inerte para intentar salvarlo)
Por todo ello, amigos practicantes de este maravilloso mundo del BDSM, aceptad las reglas mínimas del juego, respetad el más sagrado de los dogmas como es el consentimiento de la persona que entrega lo más hermoso, la sumisión, cuidad ese regalo con la misma delicadeza que quién cuida la obra de arte hecha en puro y débil cristal, respetad los límites, y no pongáis en riesgo la salud de vuestro compañero... él os lo agradecerá y vosotros viviréis en paz con vosotros, con el compañero...con el mundo.

Si el dominante no respeta esos mínimos imprescindibles, si no respeta esos límites que el sumiso no quiere superar si no es tras el periodo de aprendizaje y crecimiento propio de todo ser que evoluciona, si la sesión se desarrolla con manifiesto riesgo y no se transmite seguridad, la respuesta que obtendrá el dominante de su atemorizado sumiso será "piernas para que os quiero...ayudadme a escapar".

somiador-bcn 16-7-2013
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1.- Soy plenamente consciente que en el BDSM hay una entrega de la sexualidad de la parte sumisa al dominante. Este dispone de esa sexualidad. Goza uno por la entrega, goza el otro por esa recepción. No estoy diciendo, quiero dejarlo claro, que en todo caso y en todo supuesto se vulnera la libertad sexual en el BDSM, quiero sencillamente transmitir que debe ser la misma tratada dentro de los límites pactados, porque, si se llega al caso, pretender fundar un exceso en un consentimiento otorgado pasado (o inmediatamente previo), si la parte sumisa probase la rotunda negación instantánea, si se probase el abuso y la actuación contra la expresa declaración voluntaria en contra y se pretendiese negar el espacio de libertad que ampara a toda persona, el dominante se hallará en un grave problema judicial, que será mucho más serio del aprecio o respeto dentro del colectivo.
2.- Por ejercicio profesional he podido conocer de internamientos no voluntarios de personas con un estadio de esquizofrenia avanzado derivada de su dependencia a cocaïna (paranoia persecutoria en la mayoría de casos), y desde la ciencia forense se ha destacado el deterioro constante del cerebro por la dependencia, generando irritabilidad, ansiedad...